Me recibió con una sonrisa sincera, como siempre lo ha hecho.

Me abrazo como si nos hubiéramos perdido por años, y así se sentía. Mi corazón se inundo de alegría al volver a ver sus ojos pero me di cuenta que las cosas estaban mal desde el principio, su mirada, aunque nunca ha sido la mas alegre hoy demostraba algo diferente... preocupación.Ella es muy dura para mostrarlo pero no podía ocultarlo.

"No me interesa, solo quiero hacerlo lo mas rápido posible" con mi mano izquierda busque sus dedos y sostuve fuerte su mano, mientras que con la derecha intente calmar el dolor que me golpeo como una bala.Cuando te pedí la oportunidad de mostrarte mi arrepentimiento jamás pensé que llegaría de esta manera, con esas palabras y esa tranquilidad fingida.

Se que exiges que actúe pero no puedo... no se como hacerlo; ¿como mostrarle las lagrimas en la almohada o los gritos ahogados?

El día que te abandone regrese sola a casa, cargaba mi mochila en un hombro y en la mano sostenía la sudadera que limpiaba la acera pero no tenía fuerza suficiente para levantarla hasta que caí con ella dos o tres cuadras antes de llegar a casa; mi corazón se atiborró de dolor pero me comprometí en reprimirlo, mientras menos lagrimas rodaban por mis mejillas mas mareada me sentía. Me levante y camine despacio para no tropezar con nada, el recorrido de esas cuadras pareció interminable al igual que subir las escaleras, quería vomitar, sacar todo pero mis pies, pegados al piso tenían dirección propia, llegue a la cama y cerré los ojos. Al despertar esa seguía siendo la peor borrachera de mi vida.

"Toma mi mano, estoy mareada" fue lo único que pude decir hoy al cruzar la pequeña puerta de su casa.