Regreso a clases, regreso al eterno proceso de convertirme en "el orgullo de mamá", una persona de bien para la sociedad y llenarme de conocimiento universal, básico, indispensable y aquel que una prostituta o un narcotraficante (dotados con verdaderos conociemientos) no tienen porque envidiarme y que, seguramente, lo aplican mejor que nosotros. Aprender todo eso que un día nos hará grandes y fuertes como el cereal chococrispis, que nutre más que las verduras y que el día que nos invada una plaga de zombies, que caiga un meteorito o que pise una caca de perro desaparecerán por completo de mi mente y me daré cuenta de la realidad, de está realidad siempre cambiante, que nos deforma con ella en la busqueda de crear ideas independientes sin darnos cuenta en que todas desembocan en una orbe de semejanzas. El individualizar ideas, pensamientos, gustos, creencias, no va con el ser humano, la sociedad es una de nuestras necesidades básicas junto con el morbo y la hipocresía. En realidad nos convertimos en lo que somos por la necesidad de encajar en la sociedad, si tenemos una idea nueva, algo realmente original pero nadie se identifica con ella es desechada rapidamente y aprendemos a creer, idear y pensar como los demas sin nada nuevo que aportar.
Basta con asumir que soy distinta, que la sociedad no va con mi color de pelo y deseo desaparecer de la universidad y vivir debajo de un puente con mi cama de cartón; feliz en mi cama de cartón... pero nadie se atreve a aventurarse conmigo... no ante la sociedad. :)