Toco a la puerta y abrí, la deje pasar. Esta noche la desee como nunca antes, vestía un neglillé negro ceñido le quedaba espectacular aunque ya lo había visto antes; en la mano derecha, una botella de vodka para evitar el estúpido jugueteo de seducción. Antes de que pudiera decir algo metió sus dedos entre mis labios y así probé la gloria en sus manos. El deseo era mutuo e incontenible...
Tuvimos sexo con salvaje frenesí y aún gimiendo caí dormida sin darme cuenta. Cuando desperté aún borracha en la cama revuelta, los músculos cansados y los labios ensangrentados caí en la cuenta de que había jugado conmigo una vez mas, las pastillas no funcionaron...
0 hipopótamos se columpiaban ♫♪:
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