Ayer fue uno de esos días donde no lidio bien con la tristeza, algo extraño pues una parte de mi siempre esta triste, enferma. No se realmente cual fue el problema, el problema no fui yo, el problema no fue nadie, el problema fue la vida que persiste en enseñarnos que solo tiene sentido muchos años después... Había tomado la decisión de escapar, y mientras mi mente planeaba como salirme a media clase de constructivos, sacar una maleta del armario y llenarla de ropa, tomar dinero y una hoja en blanco, escribir:

"Mamá no puedo mas

me voy

no se a donde, pero estaré bien

no me llames

no atenderé

te enviare mensajes con regularidad

TE AMO, no lo olvides, te amo"

Sonó el esclavizante teléfono "ven a verme, te necesito" de manera automática respondí "no puedo" (estoy a punto de huir, termino mi mente) y, como si no hubiera escuchado una palabra repitió entre lagrimas "venme a ver, por favor, venme a ver"... CARAJO!!! no podía dejarla así, no después de las veces que ha pintado mis labios cuando estoy por volverme invisible... podía... si, si podía pero no debía (no sabría decir exactamente porque) entonces suspire y antes de colgar conteste "lo intentare"...

Los segundos hacían cola y uno a uno iban desapareciendo en el taxi camino a su casa; al llegar se metió entre mis brazos y comenzó a preguntarme repetidas veces "¿porque no me ama?, ¿que le hace falta?, ¿como lo recupero?" cosas que evidentemente podría responder fácilmente, pero guardar silencio era una mejor opción, lloro hasta que su cuerpo no podía producir mas lagrimas y con un pañuelo en las manos dijo "Que se vaya a la chingada, estoy harta" y empezó a maquillarse; yo me encontraba sentada en su cama, detrás de ella y vagamente me pregunto "y tu, ¿como estas?" me quede sin saber que responder y mi cuerpo solo pudo reaccionar alzando los hombros y volteando a ver hacia la ventana "hoy no podré huir" pensé y ante mi reacción sentí como clavaba sus ojos en mi atravez del espejo y estos brillaban como si mi reacción la hubiera satisfecho de alguna manera perversa,

sonrío y dijo en voz baja "gracias por estar aquí e, inesperadamente, fingir que eres una buena amiga, porque las dos sabemos que no lo eres pero aun así te amo". Me envió un beso por el espejo, sonrei algo confundida y esquive su mirada, fue cuando vi esa hoja pegada en su puerta; entonces entendí; el problema no es el sueño de huir y ver como por la noche se convierten en un monstruo que me grita mi fracaso, el problema no es el fracaso, el problema es que he fracasado con las personas que me han amado y, aún así, me siguen amando.